estados alterados de inercia

las llamas de la noche
empapan las terminales de mi piel, manchada.

tus palabras van taladrando el ápice de cordura que áun mantengo,
por ti.

sus letras intrascendentes afligen el sabor vacío de las mañanas.

hilos grises dentro del pecho saltan hacia la cabeza,
y así te voy descomponiendo,
como mi maniquí alquilado,
dulce e inmóvil manjar prohibido.

cubro con mis manos toda idea,
dónde estás, cuándo termina...!

Escribe mi nombre indeleble en la calle,
hoy me visto sólo con un tul,
hace frío, pero el dolor alivia todo fracaso.

Quiero despedirme,
decirte que ya no quiero más,
mis manos secas difuminan el camino
para olvidar la vanidad.

desgasto teclado, hilos y letras,
dejo aquí un poco de mí para la vuelta.

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