Carta a un borrego

camioneta blanca, once pe eme, he comido carne de cordero (prefiero decir borrego) y no me he dado cuenta.

perdòn borrego, no sabìa que eras tú, así, inocentemente cortado en hilachas, como si con tu suavidad ruda quisieras decirme algo antes de introducirte en mi boca, para no pecar más de lo que mi mente ya tramita de anticipo.

mira. borrego. yo no te conocìa, tú menos a mí, pero creo que por haberte hecho parte de mì este dìa te mereces saber por lo menos quién te comió, maldición.

no hay mucho que decir, las calles secas de calma desaparecen bajo mis pisadas y las de mis amigos, el ego nos va persiguiendo y de él vamos huyendo (aunque sòlo yo lo sepa). mira borrego, no sé porqué me pongo a darte explicaciones, yo pensé que eras pollo, sí, ya sé que los pollos son criados en grandes granjas, a punta de hormonas y no se qué otras cosas, pero mira, a veces creo que prefiero ser un pollo de criadero antes que una salchicha de esas que salen después de ingresar a la fàbrica del sistema, una de esas salchichas-niño que aparecen en "The Wall", que van gritando "we don't need no education, we don't need no trought control, no more sarcasm in the clasroom...."; entiéndeme borrego, sólo agradezco que ya no me seguirán intentando modelar en los centros educativos, pero me horrorizo al sentir cómo modelan las mentes del resto de guambras... ((jaja...no puedo evitar el sarcasmo, quizás es la única manera de burlarme de mí misma y de mí ironía pro-revolucionaria inconclusa.))

un túnel en mi pecho va descascarando las huellas olvidadas, los árboles difusos, casi imperceptiblemente agrios, son testigos de nuestra evasión, veo a la gente que me rodea pagando por líquidos (o algunos por ciertas sanas hiebas) que les hagan subir un escalón más y no poder mirar hacia donde yo me quedo esperándoles, evadiendo toda sensación fuerte, en nuestro hermoso mundo de pvc y papas fritas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario